martes, 15 de mayo de 2012

Formación profesional

Agotada de nuevo. Hasta ahora solía levantarme sobre las 11 pero hoy a las 8 tenía que estar en pie para recibir a la chica que cuidará de Nicolettines y de Portolá a partir de ahora, cuando quedan ya solo 15 días para incorporarme de nuevo al estress laboral.

Ayer pasé por una tienda de uniformes y le compré un look "enfermera": pantalón blanco con goma en la cintura y camisa blanca de manga corta y cuello mao, la mar de pulidito. Amabilísimo y encantador, el dueño de la tienda me aconsejó sabiamente que me decantase por un dos piezas de pantalón y camisa ya que la gran mayoría prefiere no enseñar las piernas. El es el experto así que yo, acaté.

Esta mañana la he recibido en pijama. Me había puesto el despertador a las 8 para disponer de media horita para acicalarme y desayunar antes de su llegada, pero la noche ha sido dura y apuro hasta que suena el interfono. 

No empezamos con muy buen pie: le enseño el modelito y no le hace ni pizca de gracia. Me dice medio en inglés medio en armenio, que prefiere vestido, para desenvolverse con mayor soltura y comodidad. Ni corta ni perezosa, decido que volveré a la tienda a solucionar el problemilla ya que lo último que queremos es que se sienta acartonada y entumecida desempeñando sus labores... 

Para romper un poco el hielo le pregunto si le gustan los perros y me contesta que ni media, que le dan pavor... Glups! Se me olvidó comentarle que tenía una bestia parda conviviendo con Colettines. Ay madre, como se lo digo yo ahora... Menos mal que ayer la dejé con mis padres....

Tras quitarle hierro al asunto comentando que tengo un perrito pequeño, muy afable y tranquilo, le hago entrega de Colettines y me lanzo en plancha a la ducha. Su primera misión: vestir a la pequeña y alimentarla. Primera parte completada con éxito pero segunda fracaso rotundo. Lo intento yo también, y un desastre de nuevo. Por lo menos constato que no es ausencia de habilidad por su parte... Como esta criatura come a trompicones, emprendemos el camino al supermercado biberón en mano para ir haciendo intentos por el camino. Una vez allí, me posiciono discretamente en la zona de licores donde parece que el biberón si que empieza a vaciarse. Mientras, le encargo que se abastezca de lo que necesite para sobrevivir las 12 horas diarias que va a pasar en mi casa ya que si tuviese que alimentarse con lo que hay en mi despensa, a los dos días la tendría desfallecida por inanición... Podría haber aprovechado yo también para hacer la compra pero estoy tan ocupada con el biberón que decido posponerlo una vez más...

Al salir del super, nos dirigimos al parque donde me tranquiliza ver que no se traumatiza cuando los habituales amigos caninos de Colettines vienen al galope tendido a saludarnos trepandose a todas y cada una de nosotras. Menos mal...

Un par de horitas después ponemos rumbo a Tres Torres donde tenemos la clase semanal de natación de Coletilla. Nos vamos con tiempo de sobras para poder dar el próximo biberón justo antes de la clase y tener unos minutillos para enseñarle a utilizar mi cámara réflex ya que su siguiente misión es inmortalizar los avances náuticos de la recién nacida. Menuda sorpresa! Cuando le doy la opción de que la imagen le salga en pantalla, me suelta gesticulando para que la entienda que ella prefiere mirar por el visor de toda la vida en plan profesional... La cosa pinta muy muy bien... Y sí sí, agarra la máquina y realiza un reportaje no solo de Nicolettines si no de toda criatura viviente en 10 kilómetros a la redonda. Y ahora tengo 500 fotos de mi hija y 300 de hijos ajenos, ji ji! Pero más vale que sobre que no que falte!


Nicolettines buceando
Nicolettines en el vestuario

Nicolettines catapultada bajo el agua desde la profe  hasta mi















Al salir de natación, pasamos a hacer una visitilla corta a mis padres, que ya me habían advertido que no les hacía mucha gracia que fuese con la corte celestial así que hago un pica pared y nos volvemos a Portolá está vez con perro incluido y la verdad es que en ningún momento veo que asome el miedo por ninguna parte. Me quito un peso de encima enorme... Como no domino el armenio, supongo que habré entendido mal lo de que le dan miedo los perros...

Una vez en casa y con la pequeña durmiendo, me pregunta por su próxima labor: la plancha. Media hora mas tarde, me doy cuenta de que la pobre no ha comido y ya son más de las 4 de la tarde. Subo corriendo a pedirle disculpas y ella respira aliviada lanzandose en picado a la cocina. A las 5 me vuelve a preguntar que que le toca hacer y yo empiezo a sudar un poquillo... Pues... No se... Dale otro biberón a Coletilla... (esto por lo menos la mantendrá ocupada una horita más...)

Yo le había preguntado a mi amiga Ingrid que es la que me la ha presentado, que si creía que si le enseñaba el armario de productos de la limpieza ella misma sabría como proceder, a lo que Ingrid me contestó que ni hablar, que se lo tenía que explicar todo. Fue en ese mismo momento cuando me dí cuenta de mi analfabetismo en cuanto a ciencias del cuidado del hogar: para que sirve cada producto lo puedo leer en la etiqueta, pero que tipo de trapo o material utilizar para aplicarlo, se me escapa totalmente. 
En mi vida cotidiana, lo máximo que hago es limpiar la encimera de la cocina y la vitro con un spray quitagrasas y papel de cocina pero no me queda ni tres cuartas partes de bien como le queda a Loli, la gran ejecutiva de las tareas del hogar, y además no quiero que la nueva chica me gaste rollos y rollos de papel limpiandolo todo con eso. Y a penas he puesto una lavadora y por no saber, no sé ni tender que parece fácil pero a ver como metes unas sabanas de una cama de 2 metros con bajera y encimera y funda de edredón en un sisi de metro y medio. Pues Loli, lo hace. Y Loli, que no mide más de metro y medio, es capaz de doblar ella sola las sábanas y dejarlas impecables! Y limpia las juntas de los azulejos de baños y cocina dejandolas de color blanco nuclear, incluso les saca brillo a las hojas de mis plantas!

Me sentí como una verdadera inculta cuando esta tarde no fui capaz de encomendarle ninguna otra labor de limpieza que no fuese la de quitar la suciedad  del mármol, a mi manera imperfecta. Asi que cuando ya no había otra tarea adicional a realizar que no fuese la limpieza, decidí que ya había sido suficiente por hoy  y a las 6 de la tarde la mandé a su casa, desperdiciando dos horas y media!!!! Desastre total!!!! 

Así que, para evitar tropezar dos veces con la misma piedra, nos hemos apuntado ella y yo a un cursillo de limpieza acelerado de 5 horitas que espero que nos imparta Loli sin demora mañana mismo. 

Y ahí no acaba todo: mientras ella planchaba, yo me escapé a la tienda de uniformes donde el dueño me mostró su asombro cuando le comenté que la mía prefería vestido a pantalón. Empiezo a ojear los vestidos y como no acabo de verlo claro decido que lo mejor es probarlos conmigo misma. Y como unicamente viendome en el espejo no consigo verlo claro, lo mejor es fotografiarme, a lo que el dueño pone el grito en el cielo porque cree que soy de la competencia y vengo a fusilarle los uniformes. Le convenzo de que no, de que lo único que pasa es que no lo veo claro, que igual elijo mal y cuando vea el nuevo uniforme, la chica me lo vuelve a lanzar por la cabeza. 




 Su frase contundente de "ya irás aprendiendo a imponerte" me deja descolocada y con la autoestima todavía más por los suelos: tantos meses de baja no me han sentado nada bien. A ver como me desenvuelvo yo ahora de nuevo en la jungla empresarial...


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