jueves, 22 de marzo de 2012

Cual pececillo en el agua


El martes tuvimos la primera clase de natacion oficial de Nicolettines. Hay que confesar que "extraoficialmente" ya habíamos hecho algunos pinitos en la bañera de casa, pobrecilla...

Nos hemos apuntado un día a la semana en un sitio en Tres Torres de lo más chic, especializado en bebes: aquello es un desfile de cochecitos de ultima generación y no eres nadie si no llevas lo último en accesorios pueriles.

Y para semejante actividad, he aquí el atuendo necesario: un traje de baño-pañal que evita elementos flotantes poco agradables en el agua.

Por ser el primer día, teníamos clase particular y menuda sorpresa cuando apareció el profe: un cañon de hombre, encantador, simpatico y cariñosísimo, padre de unos 3 niños según me pareció entender. Su nombre Isaak, o Iñigo o Iñaki. Era algo con I...

Primero nos sentó a las dos en una banqueta al lado de la piscina y con mucho brío nos duchó mientras yo sujetaba a Colettines en mi falda.
 
Despues me hizo poner a la pequeña sentada en el bordillo mientras yo me metía en la piscina, que por cierto, es de lo más agradable ya que el agua está a temperatura bañera. 

Lo primero fue tiempo libre para juguetear con la bebita campando a nuestras anchas y una vez aclimatadas y relajadas ya empezamos con los ejercicios: Nicolettines circulando conmigo por el agua mirando hacia abajo, lo mismo mirando hacia arriba, boca arriba con una mano en el culete y otra debajo de la cabezota, y poco a poco la cosa se iba complicando...  

Ahota tocaba hacer el muerto, sujetandola solo con una mano bajo la cabeza: y yo tronchandome convencida de que se me iba a hundir la pobre... Asi que el profe, para demostrarme que la criatura realmente flotaba en esa tesitura, coge un rulo, le apoya la cabeza, y efectivamente, Coletilla haciendo el muerto tan pancha! Pero derrepente se escurre y se encuentra por sorpresa deambulando por fondos submarinos pobreta... Al sacarla yo intenté reanimarla con palmadillas en la espalda pero Isaak (llamemosle asi de momento) me lo prohibio en seguida: hay que actuar con normalidad, abrazandola y volviendo a jugar con ella para no generarle sensacion de pánico. La pobre criatura inocente se llevó un susto de muerte pero en cuestion de segundos ya se había recuperado y volvia a estar tan pancha y a apunto de caramelo para la primera inmersión premeditada.

Las instrucciones eran las claras: nada de sumergirla de forma vertical porque "eso no es un inmersion sino una putada", palabras textuales de Isaak, hay que hacer una parabola invertida para que la naricilla le frene la entrada y no trague agua por las fosas nasales. Así procedimos pero tampoco le hizo demasiada gracia a Coletilla, que volvió a emerger con un susto importante, ji ji... 

Un poco más de entretenimientos varios y vuelta a repetir el ejercicio: esta vez tampoco culminamos el ejercicio de forma exitosa, ju ju.... Algo debió inhalar porque resurgió tosiendo, pero eso sí, ni media lagrimilla, ni cara de susto, ni nada de nada. Ella salió muy dignamente.

¿Y cuál es el objetivo de todo este show? Lo más importante: pasarnoslo pipa juntas haciendo algo que diverja  bastante de nuestras actividades habituales de cambio de pañal, pechuga, biberon, acunamiento y vuelta a empezar. Pero también que aprenda a disfrutar del agua y que sepa enfrentarse serenenamente a la misma en caso de que las vicisitudes de la vida la lleven a encontrarse inesperadamente en semejante medio hostil. 

La idea es llegar a conseguir lo que muestra este impresionante video: You Tube - Bebe 1 año sola en piscina

La verdad es que hay que tener sangre fría para dejar que esta pequeña de poco más de un año se las apañe completamente sola y estar ahí filmandolo todo sin que te tiemble el pulso. Yo no hubiese sido capaz... pero la pobre mujer, después de muchos esfuerzos consigue ponerse a salvo! Realmente alucinante!!!

Colettines! A ver si te las apañas igual de bien cuando tengas un añito, ji ji!



domingo, 11 de marzo de 2012

Uno más en la familia

Desde hace una semana empecé a sentir que tenía una familia un poco escasa, así que decidimos incorporar a un miembro adicional: Nicoletta perro. Nicoletta siempre ha vivido con mis padres pero desde hace unos días se ha mudado a Portolá.

Esta nueva incorporación tiene múltiples beneficios: nos hace mucha compañía, nos protege de posibles maleantes, tira del cochecito con mucho ímpetu cosa que se agradece ya que vivimos en lo alto de la montaña del Putxet, ayuda a despertar a Colettines a lametazos cuando a las 3 de la mañana está roque y no hay manera de que coma, y sobretodo, me incentiva a levantarme de la cama antes de las 3 del medio día para ir a pasear al parque.

Ahora mismo son las 22h y acabamos de volver de dar un espectacular paseo por los parques de los alrededores. Coletilla recién cenada en vez de quedarse frita no perdía detalle como se puede apreciar en la foto. 

Eso si, en cuanto la he metido en su cunita hace cinco minutos, ha caído rendida.

Como medida adicional, también nos estamos planteando ampliar familia a partir de octubre pero esto hay que meditarlo muy bien meditado y hacer recuento de recursos ya que me parece que no abarcan para uno mas....

Estoy agotada pero es tan impresionante lo de ser madre que por mucho que esté derrengada, que cueste llegar a final de mes, que nos las tengamos que ingeniar para conseguir que se acabe los biberones... doy gracias al cielo por haberme puesto a esta personita en mi vida. Este es el claro ejemplo de como una situación inesperada que de entrada te parece una desgracia y se te cae el mundo encima, se convierte en una bendición. Bien cierto es que no hay mal que por bien no venga y que hay que recibir con los brazo abiertos y la sonrisa en la cara a todo aquello que nos depare la vida aunque nos supongan un shock de primeras. Ahora solo falta que se cumpla también el dicho de que los niños vienen con un pan debajo del brazo, ji ji...

Hay gente especialista en sentirse desgraciada pero por suerte también hay gente de lo más positiva y optimista. Un claro ejemplo es un amigo al que veo de pascuas a ramos pero que siempre consigue arrancarme más de una sonrisa y precisamente el viernes pasado me decía totalmente convencido que las madres solteras cotizabamos al alza, ji ji: ahorramos a nuestras futuras parejas la incomodidad de tener que aguantar lloros y pañales y la incomodidad de tener un ex tocando las narices a través de la criatura asi que todo son ventajas de cara a posibles pretendientes, ju ju! 


domingo, 4 de marzo de 2012

¿Entiendes ahora por qué no te llamo?


OCURRIÓ MIENTRAS le daba pecho a mi hija en posición imposible: el brazo retorcido como si el codo estuviera roto, la muñeca del revés y el cuello, en un ángulo más allá de la tortícolis. Era la única manera de llegar al teclado y aprovechar el primer momento razonablemente tranquilo del día –¡la teta!– para acabar esta columna. Un 'pipiii pipiiii' rompe el delicadísimo equilibrio: suena un mensaje en el móvil. Intento no hacerle caso. Pero llega otro. Y uno más. En otra contorsión imposible, logro coger el teléfono y no romperme los dedos.

MIENTRAS INTENTO leer los mensajes, oigo 'ggrrlluurr chafff plofff'. Inevitable sonido que precede a... la peste. Miro a mi hija y sí, cara de satisfacción. Acaba de hacerse 'popó' –la caca de toda la vida–. De su pañal asciende un olorcito que lo confirma. Pero resulta que ésta es una de esas deposiciones-extremadamente-líquidas-que-no-hay-pañal-que-absorba. Intentando minimizar daños, la arranco del pecho y la pongo en posición vertical, pero ya es tarde: una mancha naranja y con grumos se extiende por su espalda. ¡Mierda!, pienso. ¡Mierda! Literal.

SUELTO EL MÓVIL, el ordenador y la vergüenza. Suelto todo menos a mi hija y salgo disparada hacia el cambiador. Pero, a medio camino, noto un calorcito que desciende por mi espalda desde mi hombro. Un pestilente olor a leche agria se solapa al de la caca. Paro. Tomo aire. Cierro los ojos. No pasa nada. Repite conmigo: "No pasa nada". Descartada la opción de meternos las dos en la lavadora, sigo hacia el cambiador. Intentando que mi brazo no roce la zona afectada, mi niña y yo hacemos equilibrios mientras extiendo un empapador y saco una toallita húmeda con los dientes. Siento a la peque, la apoyo en mi pecho, para que no se caiga de lado, y maniobro con la toallita para sacarle el jersey y el body llenos de caca, sin mancharle el resto del cuerpo. Veo que tiembla. Con la punta del pie enciendo el calefactor. Imposible llegar al armario; así que la cojo para darle calor y ¡otra vez!, con el pie, abro el cajón. Lo primero que pillo es verde y rojo. Da igual. No es momento para pensar en pasarelas. La vuelvo a tumbar. Le saco el pañal. Lo cierro con mi truco-patentado-anti-escapes-y-olores, abro la papelera con mi pie mágico y lo encesto. Limpio a la niña. Le pongo crema y pañal (otro pañal, claro) y la visto.

PARECE UN SEMÁFORO, pero da igual. Con un algodón le saco un resto de leche, que aún le queda en la mejilla. Me mira, amaga con llorar. La abrazo. La calmo. De reojo, veo la ropa llena de caca y leche en el suelo. Me dejo las piernas, agachándome para cogerla (porque toda mamá perfecta sabe que ESAS manchas hay que quitarlas enseguida), y hago equilibrios para, sin soltarla, llenar de agua la pila de la cocina, meter la ropa, echarle Mistol (el Mistol está abierto y a mano, el detergente de lavadora, no) y rezar para que no se endurezca antes de que se duerma la niña y tenga tiempo de frotar las manchas.


P.D: Volvemos al pecho que dejamos a medias. Pero algo sigue oliendo mal. Es mi camiseta, llena de leche regurgitada. Yo, tan limpia y puntillosa antaño. Da igual. Ya me ducharé de noche, como otros días. ¿Entiendes ahora amigo, compañero, conocido o saludado, por qué no contesto tus mensajes?

Este artículo de Carme Chaparro plasma a la perfección MI REALIDAD tal cual es. Asi que ruego me disculpéis si no contesto en el acto a vuestras llamadas, mensajes, whatsapps, messengers y demás formas que existen hoy en día para comunicarse, y rezad por mi, que estaré metida en algún berenjenal agotador y poco apetecible, ji ji!