domingo, 16 de septiembre de 2012

Vuelta al cole

Fin de vacaciones para la pobre Cocó... Tras un veranito de mar y montaña, rodeada de tíos, abuelos, tios abuelos, primos valencianos y amigos varios y de todo tipo, llegó la hora de volver a Portolá, a convivir con la madre que la trajo a este mundo y que, tras un par de meses de apoyo familiar y amistoso del 120%, desconoce totalmente los hábitos y costumbres de su amadísima hijita.

Colettines se ha pasado el verano yendo de brazo en brazo, siendo el centro de atención de todos, saliendo a navegar, excursionandose por la montaña, vendimiando, chapoteando piscina arriba piscina abajo, interactuando con fauna y flora... Había peleas por vestirla, por darle de comer, por sacarla de paseo, por acostarla... y ella, más feliz imposible, repartiendo sonrisas y risotadas por todos los rincones y ya a puntito de lanzarse a caminar.




En Menorca causó estragos y encontró una madre suplente de 10 añitos que, salvo cambiar aguas mayores, se encargaba de todo y llevaba un riguroso control de los horarios de comidas. Tal fue su amor y sobretodo preocupación por la criatura que cuando volvimos a Castelltersol, sabiendo que yo tendría que tomar un protagonismo mayor en los cuidados de Cocó, decidió coger un avión y plantarse 8 días en la Cataluña profunda para proseguir con sus dedicados cuidados. Una maravilla!

En el puente de la diada subí a Castelltersol con intención de llevarme a mi hija a Barcelona conmigo. Mi madre que está en todo, me preparó un tarjetón con los hábitos alimenticios de mi hija, tanto para que pudiese alimentarla yo en mi casa, como para que pudiese informar a la guardería, que empezaba al día siguiente, de que debía comer la criatura.

Ese fin de semana, también nos pasaron cosas: llegué yo el viernes y me comunicaron que tenía que bañar y poner el pijama a la pequeña para ir cogiendo práctica de nuevo. Ni corta ni perezosa, me puse manos a la obra y con gran diligencia gestioné el momento baño. La saqué de la bañera y me la llevé envuelta en su toalla a la habitación para ponerle el pijama, con tal mala suerte que Colettin no se estaba quieta de ninguna de las maneras, así que necesité refuerzos y apareció mi madre para ayudarme. Sus piernecillas no paraban de moverse y no había manera de encestar los pies en las piernas del pijama. Mi madre se encargó de la derecha, yo de la izquierda y tras una gran lucha conseguimos encauzar ambas extremidades. En mitad del proceso, de repente me iluminé y le pregunté a mi madre si no era necesario ponerle un body debajo del pijama... me pareció que sería más confortable notar el body que las costuras del pijama, pero como era de invierno xq en Castell había 13 grados, mi madre confirmó que no hacía falta, si no, tendría calor.

Una vez colocado el pijama, mi madre cogió al bebé y se lo entregó a mi hermana Ajo para que procediese con el biberón (debió considerar que era demasiado para mi en un día bañar y enpijamar, ji ji). Mientras mi madre y yo arreglábamos la habitación se oía gritar a mi hermana desde el salón: "siento deciros que está haciendo caaaaacaaaaa". Buffff, ya me vi el panorama, recién bañadita y vestidita y a desnudarla otra vez para cambiarla...

De repente, empezamos a oir gritos de mi hermana en la lejania. Salimos azoradas y nos encontramos a Ajo medio indignada medio tronchada, y no le salian las palabras de la risa, mientras trataba de informarnos de que nos habíamos olvidado de ponerle un pañal a la pobre debajo del pijama!!!!!! Dice que cuando se la dimos se había fijado en que el pijama le hacía un culete la mar de mono con las nalgas bien marcadas pero que de entrada no notó nada raro. Un poco más tarde fue empezó a notar de forma eminente unos cuantos pedetes y fue cuando, todavía ignorando la gravedad del asunto, nos informó de que estaba en tramites de hacer caquillas y gracias a Dios en uno de esos esfuerzos de la criatura, le llamó la atención la gran sensibilidad con la que notaba los "vientecillos" (como diría mi madre) sobre sus piernas, ju ju, y entonces se percató del percal...

Por suerte llegamos a tiempo y no hubo que meter en la bañera a tía y sobrina por estar embadurnadas en caca... y por todavía más suerte si cabe, mi madre había sido cómplice del despiste: si no llega a estar ella colocando el pijama a pelo sobre la pobre criatura, y llego a ser yo la única responsable, se me cae el pelo!!!!!

Menudo ataque de risa floja nos entró a las 3, aunque corrimos a solucionar el desaguisado antes de que fuese demasiado tarde.

De resultas de esta anécdota, tomo buena nota y añado a mi check list: verificar la presencia de pañales debajo de la ropa a diario.

A todo he esto, la que dormía por las noches con Nicoletta en Menorca era yo, y los fines de semana cuando subía a Castelltersol ídem y era una verdadera locura xq se despertaba muchísimas veces y a las 4 de la mañana le daba por jugar. Según mi madre, era normal que siendo bebé y con los dientes a flor de piel, se despertase repetidas veces debido al dolor de encías. Yo me resignaba xq al fin y al cabo, o estaba de vacaciones y descansaba durante el día o aguantaba el panorama solo los fines de semana y descansaba entre semana cuando bajaba a trabajar.

Pero cuando llegó el momento de tener que convivir de nuevo todos los días con mi hija, vi inviable el pasar las nochecitas de toda la semana de esta guisa así que me recorrí unas cuantas librerías hasta dar con el famoso libro del Dr. Estivill. Cuando aparecí en Castell libro en mano mi madre se indignó. Me dijo que practicase estas animaladas en mi casa y no en la suya xq ella no quería ser complice de semejante tortura. Menos mal que mi hermana me apoyó y mi madre que se había atrincherado con la cuna en su habitación, accedió a trasladarla a mi cuarto. Tengo que decir que el método es una maravilla!!!!!! Efectivo desde el primer día!!!! No me lo podía creer! Lo recomiendo fervientemente. Es más, ojalá lo hubiese leído estando embarazada y me habría ahorrado un veranito de lo más nocturno....

El martes de diada, cojo a Colettin y pertenencias y bajo a Portolá a eso de las 18h con la intención de que la niña se readapte a la casa en la que no ha vivido durante los últimos dos meses y para tener tiempo de poner orden. Fue llegar a casa y Nicoletta quedarse alucinada. Creo que no reconocía el lugar. Imposible dejarla en el suelo y ponerme a hacer cosas. Tal cual la dejé y me dispuse a ir a la cocina, di el primer paso y la pobre salió volando propulsionada por mi pierna ya que se me había agarrado sin yo darme cuenta al bajo del pantalón. Castaña de bienvenida, pobrecita... No hubo manera de que se separase de mi en toda la tarde! No pude hacer nada, ni siquiera dejandola en el suelo a mi lado. Solo quería estar en mis brazos... No me hubiese venido nada mal un padre que la sostuviese mientras yo deshacía maletas y avituallaba el hogar.

Día siguiente: primer día de guardería. Cocó encantadísima porque no hay cosa que le pueda gustar más que el contacto con la gente, y ahí estaba su profe Inma, su compañero "el Toni" de dos meses menos pero el doble de tamaño que ella e inmóvil en una hamaquita. Un trozo de pan. Y Cocó directa a por él, a tocarle la carita, las piernas, mirarle con una cara de interés e inteligencia suma.

A todo esto, no había manera de encontrar el tarjetón con las instrucciones de comidas de Cocó y en la guardería sin eso me decían que no se arriesgaban a darle nada, así que me fui un momento a la ofi y allí un alma caritativa me aconsejó que comprase un potito de pollo y verdura que eso no fallaba. Menos mal que x la tarde apareció el maldito tarjetón y no tuve que confesar su desaparición a mi madre...

Este finde tenía Marnaton en Cadaqués así que el jueves subí a Nicoletta de nuevo a Castell para que disfrutase de 4 días más de ambientes familiares, mientras yo me deslomaba en una lucha de más de tres horas contra la tramontana.

Mañana x la tarde la iré a buscar, preocupada, xq ahora necesito un método Estivill para desapegarla de mi cuando estemos solas en mi casa y que aprenda no estar pegada a mi mientras yo deambulo por la casa. Lo ideal sería bajar a Nicoletta perro pero no es posible ya que estaría todo el día sola mientras yo trabajo y Cocó esta en el cole. Estoy segura de que si su compañera inseparable estuviese aquí con ella otro gallo cantaría...

De momento por las tardes está con Tatev, peluquera de profesión, que la semana pasada no dudó en aplicarle las últimas  técnicas y tendencias en peinado infantil, de modo que me la encontré tal cual a parece en las fotos cuando llegué a casa esa tarde. Ja ja! Me encanta! Y su cara de bebé punk todavía más!